VIAJE ALREDEDOR DE MI HABITACIĆN
- federicafacondini
- 12 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 jun 2020

Ā«He emprendido y ejecutado un viaje de cuarenta y dos dĆas alrededor de mi habitaciónĀ».
El escritor saboyano Xavier de Maistre (1763-1852) nos habla de un joven oficial que se ve obligado a emprender un viaje de cuarenta y dos dĆas alrededor de esas cuatro paredes que delimitan su habitación. Durante ese confinamiento emprende un viaje no solo fĆsico sino, sobre todo, abstracto: viaja con la imaginación siguiendo el hilo de sus pensamientos como si viajara por un paĆs extraƱo. Al leer este texto he decidido emprender yo misma ese viaje, pero alrededor de toda la casa.
Hoy es el dĆa 35 de reclusión para mĆ. Desde el primer dĆa del mes de marzo solo he salido para hacer la compra o para ir a la farmacia. Esto me ha dejado con mucho tiempo para pensar y para disfrutar de las pequeƱas cosas que nos regala la vida: 35 dĆas para ver cómo un rayo de sol se filtra por la persiana; 35 dĆas para observar cómo una abeja se apoya sobre una flor; 35 dĆas para escuchar a los pajaritos cantando; 35 dĆas para apreciar el olor de los libros nuevos; 35 dĆas para sentarme en el balcón y disfrutar del sol que acaricia mi piel; 35 dĆas en los que he recorrido esta casa, observando cada escalón, visitando cada esquina, cada baldosa.
Incluso he llegado a cambiar la disposición de los muebles para poder visitar cada dĆa un lugar diferente y descubrir asĆ muchos mĆ”s. Y cuando ya habĆa visitado cada metro cuadro de la casa me sentĆ©: primero en la butaca, luego en la cama, y, finalmente, en el balcón. En esos sitios permanecĆa sentada y escuchaba. Cerraba los ojos y dejaba que mi mente viajara. Pero no hacia las cosas que nos agobian todos los dĆas. Simplemente dejĆ© que mi mente viajara a sitios a los que no habĆa estado, imaginando viajes que algĆŗn dĆa harĆ© e, incluso, recordando algunos que hice para inspirarme en ellos.
Hoy en dĆa siempre tenemos mil cosas por la cabeza: recados que hacer, personas a las que ver⦠Pero en esta cuarentena he aprendido a hacer una cosa: a aburrirme. Mi yo fĆsico se aburre, mientras dejo libre a mi yo abstracto para que viaje adonde quiera y al regresar me cuente historias de todo lo que ha visto.