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  • luisarota

Una historia de amor complicada

Actualizado: 30 mar 2020


Se conocieron en Argentina. Él era de allí, mientras que ella era alemana y estaba de intercambio en Buenos Aires. Se conocieron porque vivían en el mismo barrio, en la misma calle, uno enfrente de la otra. Aunque tuviese solo 17 años, el chico trabajaba para sustentar a su familia, mientras que la chica no tenía de qué preocuparse. Pero a pesar de las diferencias enormes que había entre ellos, se enamoraron y se prometieron pasar juntos el resto de sus vidas. Ella aprendió lo que quiere decir ser un porteño de verdad, se hizo muchos amigos, se acostumbró rápido a las tradiciones y a la manera de vivir de la ciudad; hasta parecía más argentina que muchos que lo eran de verdad. Llegó el día en que ella tuvo que irse y decirle adiós a su amor extranjero, con la esperanza de vivir junto a él algún día.

Se dice que por amor la gente hace cualquier locura, y eso mismo fue lo que hizo el chico. Sin pensárselo dos veces, ahorró mucha plata para pagarse el boleto de avión, se despidió de su familia y dejó atrás todo lo que había construido hasta entonces para su futuro. Y todo lo hizo por ella. Lo que pasa es que cuando una persona se muda a otro país no porque quiere, sino porque estuvo de alguna manera obligada, y en este caso el amor se puede concebir como una obligación, nunca llega a estar del todo feliz . Es como si el chico tuviese algo que no lo dejaba acostumbrarse a su nueva vida en el extranjero, algo que le fastidiaba: muchas veces el amor que se siente por el proprio país es más grande de lo que se siente por otra persona.


©AGF

La chica obviamente estaba más que contenta de que su novio estuviese allí, pero se daba cuenta de que algo no funcionaba: a él le costaba hacer todo. Se negaba a aprender el idioma, a buscar trabajo, a hacerse amigos; Alemania era su nueva pesadilla. La nostalgia que sentía por su querida Argentina no lo dejaba en paz, era una lucha constante en su cabeza entre su amada y su patria. Sin embargo, sabía que el futuro iba a ser mucho más prometedor en Europa y optó por quedarse, por mucho que le costara. Ese chico ahora lleva 10 años viviendo en Alemania, y no hubo noche en la que no soñó con tomarse un mate junto a su familia en el patio de su hogar


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