Guillermo Beldad
Recuerdo cuando hace años, iba a diario a la laguna. Me encantaba el abanico de sensaciones que sentía allí, el olor a sal, el sonido del agua, el sabor del helado y esa tranquilidad purpúrea que sentía al verme embriagado por tanta vida. Pero el tiempo pasó y llegó la sequía, y con ella se llevó toda la vitalidad y felicidad que traía. Pero todo volverá, porque la vida es movimiento, y el agua no se ha secado, ha partido en un viaje para expandir sus horizontes y para volver, ahora sí, más fuerte y llena de vida que nunca.
Y al final, tras una larga espera, el agua volvió.
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