Alrededor de mi habitación
- silviarita.iannone
- 14 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 abr 2020
Un repiqueteo irrefrenable marca mis horas. Sigue martilleando impĆ”vido en mi oĆdo, en mi cabeza, en mi corazón. Es este el sonido de esos lugares que, en un momento dado, se convierten en no lugares . Es un sonido breve y repetitivo, que no deja de atormentarme, que no deja de comunicar, musitando entre dientes, lo largo que se estĆ” haciendo este encierro. Es un sonido afilado, sordo y taimado que, casi inconscientemente, me acosa sin atisbo de piedad. BastarĆa con quitarle las pilas al reloj para que este sonido erosionante pueda cesar, una vez por todas. Pero ya se ha adueƱado de mi cerebro y mi pereza mental me obstaculiza a la hora de tomar decisiones. Puede que estĆ© enloqueciendo. No lo sĆ©. Igual es porque se ha acabado la temporada del propio viaje alrededor de mi habitación. He tardado dos semanas, solo dos, en escudriƱar cada uno de los objetos que se esconden en los infinitos rincones de mi cuarto. La temporada de viajes en la profundidad de cada uno de mis recuerdos no era nada mĆ”s que un pretexto para no pensar en el encierro. Dejaba que mis recuerdos, vivos y autónomos, se acercaran en fila, uno tras otro, se adentraran en mi cuerpo por los poros de la piel y llenaran mi cerebro de imĆ”genes y momentos mĆ”s o menos recientes. Me saciĆ© de recuerdos, traguĆ© todo lo que podĆa tragar para evitar que la soledad me arrastrara. Me di un atracón de recuerdos, hasta que no pude mĆ”s. Al fin y al cabo, mi habitación estĆ” repleta de objetos, esto es cierto, pero, aĆŗn asĆ, es una mera habitación. Esta es la razón por la que, cuando me quitĆ© la sed de recordar y dejĆ© de escarbar en la memoria, mi cerebro empezó a fijarse en aquel curioso sonido que sigue acompaƱando mis dĆas. Fue ese el momento en el que la memoria cedió el paso al olvido, los recuerdos ya no eran vivos y las imĆ”genes se habĆan vuelto borrosas. Las cuatro paredes blancas de mi habitación ya no eran un refugio, ese cuarto repleto de objetos y de recuerdos ya se estaba vaciando de toda su riqueza. Ya no habĆa lĆmites temporales y espaciales. Poco a poco, se asomaba un halo de desengaƱo y mi querida habitación se transformaba en un no lugar. Un repiqueteo irrefrenable marca mis horas y sigue martilleando impĆ”vido
en mi oĆdo,
en mi cabeza,
en mi corazón.
Ya no sĆ© cuĆ”ndo acabarĆ” este largo dĆa, comenzó hace un mes.
Silvia Rita Iannone
