301 días en el Mediterráneo,
un doble viaje simultáneo.
Nueva etapa y nuevo hogar
a diez minutos del mar,
y el recorrido diario en el tren,
con vistas a él.
Mi panorama cotidiano,
antes del confinamiento ciudadano.
El cielo, en su hora mágica,
alumbra la península ibérica.
Los pies navegan en el mar dormido,
el viento corre sutil y helado,
el dulce sabor de un beso robado.
Sucumbo a la añoranza de mi hábitat;
ahí se respira aire de llibertat.

Comments